El conflicto entre las empresas que producen neumáticos, como Bridgestone, Fate y Pirelli, y el Sindicato del Neumático (SUTNA) atraviesa su momento de mayor tensión. No solo por los términos en que se están dando las reuniones, sino porque se extiende en el tiempo y cada vez son más los sectores a los que afecta.

Ayer por la tarde fracasó un nuevo intento de lograr un acuerdo salarial entre las partes durante una reunión que se llevó a cabo en el ministerio de Trabajo. “Si quieren presionar porque no hay neumáticos, presionen a las patronales. Vamos a seguir firmes”, sentenció el líder del SUTNA, Alejandro Crespo.

Luego de un paro que empezó el jueves y que aún permanece vigente, las principales empresas del sector se encuentran paralizadas. No se están produciendo neumáticos en el país. Fate, Bridgestone y Pirelli producen en Argentina cerca de 6 millones de neumáticos al año. Estiman que desde el inicio del conflicto, en abril de este año, dejaron de producir más de 1,3 millones de unidades.

La consecuencia directa de esa falta de producción fue que ayer la automotriz Ford tuvo que suspender dos turnos de producción en su planta de General Pacheco. No tienen cubiertas para avanzar al ritmo de producción que tienen instaurado.

Frente a ese complejo panorama, en el Gobierno temen un “efecto contagio” y que haya otras automotrices que empiecen a parar su fabricación por la falta de neumáticos. Preocupa el impacto que ese freno puede generar en el sector en el corto plazo. Por eso desde el ministerio de Economía también se inmiscuyeron en el conflicto para intentar encontrar una solución conjunta en las próximas horas.

El encargado de mediar en la discusión por parte del Palacio de Hacienda es el secretario de Industria, José Ignacio de Mendiguren, que ayer pidió que “prime la cordura” en la negociación que se está llevando adelante en las oficinas del ministerio que conduce Claudio Moroni. El funcionario se sumó como un nuevo actor, con el aval de Alberto Fernández y Sergio Massa.

De Mendiguren convocó para este martes a las 14:30 a la mesa del sector industrial, de la que participan la Unión Obrera Metalúrgica (UOM), el Sindicato de Mecánicos y afines al Transporte (SMATA), la Asociación de Fabricantes de Automotores (ADEFA) y la Asociación de Fábricas Argentinas de Componentes (AFAC).

La intención de la reunión es involucrar a todos los sectores en la resolución del conflicto y dejar en claro que cada día que pasa el grado de afectación repercute sobre más personas que trabajan en el sector industrial. Por eso se necesita, con urgencia, una solución.

“Esta discusión no solo impacta en las 5.000 personas que trabajan en las fábricas de neumáticos, sino en los cerca de 75.000 empleados del sector automotriz y los 127.000 que trabajan en empresas proveedoras. Hay que generar conciencia en todos los actores. Se tienen que involucrar todos para obtener una solución rápida”, indicaron desde la Secretaría de Industria.

En el Palacio de Hacienda sienten que es innecesario que el conflicto salarial escale de tal manera que termine perjudicando la producción del sector automotriz. “Tenemos un montón de problemas. Hay que tratar de evitar que este crezca”, expresaron en Economía, donde advierten que la “situación es compleja” por la “intransigencia” que hay en la negociación.

Alberto Fernández sigue de cerca los pormenores de la negociación y el conflicto que se generó con las automotrices. Moroni le reporta los avances y los retrocesos por teléfono. El Presidente considera que hay que encontrar una solución rápida y de manera responsable. Ese margen de acción comenzó a achicarse luego de que Ford suspendiera dos turnos de producción por falta de neumáticos.

“Vinimos al gobierno a generar trabajo y a generar condiciones para que se abran industrias, no para que se vayan”, reflexionó un funcionario nacional cercano al jefe de Estado. En la Casa Rosada miran con recelo la decisión del sindicato de neumáticos de mostrarse extremadamente duro en la negociación salarial.

Otro funcionario con oficina en Balcarce 50 consideró que es lógica la discusión salarial en el marco de un acuerdo paritario, pero que el pago del 200% sobre las horas trabajadas durante los fines de semana, que reclama el SUTNA, sobrepasa un límite y tensa la negociación en forma innecesaria, generando un impacto directo en la producción.

“Es extraña la forma en que se está moviendo el SUTNA. Que las empresas tengan que dejar de producir es absolutamente irresponsable. Esto no pasaría con un sindicato peronista. Sin actividad, no hay discusión salarial”, se quejó un dirigente peronista con acceso al despacho presidencial.

El sindicato del Neumático lo conduce Alejandro Crespo, que es parte del Partido Obrero, una de las agrupaciones de izquierda más combativa. El líder sindical se mostró intransigente en su reclamo y espera una respuesta favorable en la reunión que tendrán con los empresarios el miércoles después del mediodía. “Las medidas de fuerza continuarán en las fábricas, lo justo se va a imponer”, advirtió ayer.

En el Gobierno creen que el conflicto, que lleva cerca de 5 meses, pero que se intensificó en los últimos seis días, llegó a un punto donde no está primando la racionalidad. “Son dos autos a punto de chocar y ninguno de los dos se quiere correr. Las posiciones están cada vez más duras. Alguno de los dos va a tener que aflojar”, precisó un funcionario que sigue de cerca la negociación.

Javier Madanes Quintanilla, dueño de Fate, una de las compañías del país más afectadas, consideró en las últimas horas que detrás del conflicto gremial existen intereses políticos. “Esto no es un problema salarial exclusivo. Hay otras razones que tienen que ver con factores de poder, de ver cómo se instalan dentro del sistema sindical y dentro del sistema político”, precisó.

Lo cierto es que el conflicto sindical empezó a generar un impacto severo en la cadena de producción. No solo están afectadas las terminales donde se producen los neumáticos, sino también las automotrices, los talleres y las gomerías. Cada día que pasa se agrega un nuevo eslabón de la cadena que sufre las consecuencias.

Todo el sector está ralentizando el ritmo de producción porque faltan los insumos. Ese impacto en la economía real es el que le preocupa a Sergio Massa, que también sigue de cerca la situación. “Si no encontramos una solución rápida, perdemos todos”, sentenciaron en Economía.

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