Se trata de los socios políticos que le permitieron alcanzar la mayoría en las elecciones de este domingo, y si bien la asunción concreta del Gobierno sería hacia fines de octubre, Meloni perfila el armado de su gabinete y define qué rol tendrán ambos dirigentes que ya manifestaron sus intenciones: Salvini pretende el ministerio del Interior y Berlusconi busca una «dirección ténica.»

La líder ultraderechista Giorgia Meloni, que se impuso en las elecciones del domingo y aparece como máxima favorita para recibir el encargo presidencial para la formación de un nuevo Gobierno, prepara su eventual gabinete mientras decide qué rol que les dará a los dos socios de la coalición con la que buscarán gobernar Italia los próximos cinco años, Matteo Salvini, de la Liga, y Silvio Berlusconi, de Fuerza Italia.

El partido de Meloni, el posfascista Hermanos de Italia, logró el 26% de los votos y quedó como la fuerza más votada en todo el país y dentro de la coalición que comparte con la Liga (8.9%) y Fuerza Italia (8.3%), con quienes logró la mayoría absoluta de las dos Cámaras de cara a la formación de un nuevo Ejecutivo.

En ese marco, si bien se inicia ahora un largo proceso que recién llevaría a la jura del nuevo Gobierno hacia fines de octubre, Salvini y Berlusconi ya plantearon qué rol imaginan para el eventual primer gabinete de derecha conservadora y soberanista de la Italia moderna.

Salvini afirmó durante toda la campaña electoral su intención de regresar al ministerio del Interior, que ya ocupó entre junio de 2018 y agosto de 2019, en el que desplegó una política antiinmigración que cerró los puertos italianos a personas rescatadas en altamar y que le valió un proceso penal por el que puede ser condenado hasta a 15 años de prisión.

«Le daremos al Gobierno el mejor equipo de la Liga de todos los tiempos», se limitó a plantear Salvini este lunes en conferencia de prensa, mientras dentro de la coalición reconocen que el «límite simbólico» del 10% era clave para sus aspiraciones de regresar a la cartera encargada de seguridad e inmigración, y que el resultado final lo aleja de ese destino.

Salvini, además, deberá mantener la cohesión de su propia fuerza en un marco en el que algunas voces como la del exlíder Roberto Maroni plantearon que «es hora de un nuevo secretario» tras lo que consideran un resultado poco satisfactorio el domingo.

De todos modos, con un sistema electoral que repartió un tercio de las bancas con sistema uninominal, la Liga llegó a obtener más de la mitad (94) de los legisladores de los que alcanzó Hermanos de Italia (184) pese a tener un tercio de los votos, y buscará hacer valer ese peso legislativo en el reparto de ministerios.

Berlusconi, en tanto, sostuvo el domingo tras votar que espera «ser el director técnico» del Gobierno desde la banca que tendrá como senador.

«Por su edad, 85 años, es difícil que se pueda pensar en Berlusconi como presidente del Senado para los próximos cinco años, pero no descartamos que tenga el rol honorario de presidir la primera sesión del nuevo Parlamento, el 13 de octubre», dijo a Télam una fuente de la coalición.

Puertas adentro de su partido, Berlusconi tiene una situación más ordenada que su socio Salvini, con el expresidente del Parlamento Antonio Tajani de «número dos» y candidato seguro a suceder al empresario de medios y deportes cuando decida dar un paso al costado.

De hecho, Tajani aparece como candidato a quedarse con la presidencia del Senado o de Diputados, que se elegirán el 13 de octubre y marcarán el primer paso para la formación del nuevo Gobierno.

Este martes, el cofundador de Hermanos de Italia, Guido Crosetto, adelantó en declaraciones al diario Il Messaggero que el próximo Ejecutivo «será el Gobierno de los mejores», dando a entender que no habrá una cuota específica para cada uno de los aliados de la coalición.

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