Los crematorios en China sufren dificultades para gestionar la llegada de cadáveres, mientras el país combate un aumento de casos de covid-19 que las autoridades ya consideran imposible de rastrear. Los contagios se dispararon en China tensionando los hospitales y dejando vacíos los estantes de las farmacias, después de la decisión del gobierno de terminar con casi tres años de confinamientos, cuarentenas y testeos masivos.

Beijing informó este martes apenas cinco muertes por covid pese a la rápida propagación del virus, luego del retiro de las restricciones, una situación que ha provocado dudas sobre si el gobierno está revelando el número real de víctimas. Los expertos temen que el país esté mal preparado para la ola de infecciones relacionada con esta reapertura, mientras millones de personas mayores y vulnerables aún no están vacunadas.

«Unos 40 cadáveres al día»

Trabajadores de crematorios de todo el país no dan abasto ante el incremento de muertes. En Chongqing, una ciudad de 30 millones de habitantes, cuyas autoridades pidieron esta semana a las personas con síntomas leves que fueran a trabajar, un empleado dijo que el crematorio donde trabaja se había quedado sin espacio para almacenar cadáveres.

En la megaurbe sureña de Cantón, otro empleado de un crematorio en el distrito de Zengcheng dijo que estaban incinerando más de 30 cadáveres diarios. «Tenemos cuerpos enviados a nosotros desde otros distritos. No hay otra opción», dijo mientras otro trabajador declaraba: «es tres o cuatro veces más que en años anteriores, estamos quemando unos 40 cadáveres al día cuando antes eran solo una docena».

En la ciudad nororiental de Shenyang, un profesional del sector funerario dijo que los cadáveres tardaban en enterrarse hasta cinco días, porque los crematorios estaban «absolutamente saturados». Consultado acerca de si estaba relacionado con el covid, respondió: «¿Qué piensas? Nunca he visto un año como este». Frente al crematorio Dongjiao de Beijing, más de una docena de vehículos esperaban entrar, la mayoría coches fúnebres.

Potencial para mutar

El fin de los testeos obligatorios en China hace difícil rastrear los contagios. Las autoridades reconocieron la semana pasada que era imposible conocer la magnitud del brote epidémico en la actualidad. Además, los responsables sanitarios del país dijeron el martes que solo aquellos fallecidos directamente por un fallo respiratorio causado por el virus, se incluirán en las estadísticas como víctimas de covid-19.

«Actualmente, después de ser infectado con la variante ómicron, la principal causa de muerte sigue siendo enfermedades previas», dijo Wang Guiqiang, del Hospital Primero de la Universidad de Beijing en una rueda de prensa de la Comisión Nacional de Salud. «La gente mayor tiene otras patologías previas, solo un número muy pequeño muere directamente de un fallo respiratorio causado por el covid», agregó.

El departamento de Estado de EE.UU. sostuvo que este repunte supone una preocupación internacional. «Ahora sabemos que en cualquier momento en que el virus se propaga, que está sin control, tiene potencial de mutar y amenazar a gente en todos lados», dijo su vocero Ned Price, quien advirtió: «El balance del virus es preocupante para el resto del mundo dado el tamaño del PBI de China».

Relajamiento de medidas

El gobierno relajó su estricta política de covid-cero semanas atrás y ahora permite a los contagiados aislarse en sus hogares, en lugar de ser recluidos en centros de aislamiento, como venía sucediendo desde hace tres años. El cambio de estrategia se produjo tras las inéditas protestas que estallaron en varias ciudades chinas por el agotamiento que generaron las restricciones impuestas para contener los rebrotes.

El fin de esa política de hierro dejó al país casi con calles vacías a pesar de la libertad de movimientos y con una suba de contagios que, sin embargo, no se reflejan en las estadísticas oficiales. China informó el martes apenas 2.722 nuevos casos una vez abandonadas las pruebas PCR a las que los residentes debían someterse varias veces por semana para poder acceder a establecimientos públicos. Los pocos testeos podrían ser la razón de la baja en el número.

Muchos en el país asiático sospechan que las estadísticas oficiales no estarían registrando el número real de fallecidos por covid que se habrían sucedido en las últimas semanas. Oficialmente, China anuncia 5.242 muertes por coronavirus desde que empezó la pandemia, con una base poblacional de 1.400 millones de personas.

«Sé de mucha más gente que ha fallecido en los últimos días al margen de esas cifras que vemos en las estadísticas», comentó un usuario en redes sociales, mientras otro hacía cálculos y aseguraba que en Beijing, donde viven más de 20 millones de personas, morirán al menos 15 mil residentes durante este invierno. «La estadística está incompleta. ¿Por qué?», se preguntó otro cibernauta. Uno de los principales problemas -razón central de la política covid-cero- es que China no tiene vacunas ARN Mensajero -las más efectivas- y las vacunaciones masivas fueron en 2021. En 2022 se centraron más en la población vulnerable, pero muchos ancianos se resisten por ser adeptos a la medicina tradicional. Por eso el Gobierno teme que se le escape la situación de las manos en el país más poblado de la tierra, donde las magnitudes son inconcebibles para un occidental.

Mientras tanto, el gobierno defiende que salvó millones de vidas gracias al covid-cero y, según la televisión estatal CGTN, si bien la tasa global de mortalidad entre todos los que se enfermaron en tres años de la pandemia es del 1,03 por ciento, «en China es del 0,31 por ciento», gracias a su dura estrategia para protegerse del virus.

Confinados en casa

Lo cierto es que la explosión de casos ha dejado a miles de personas con síntomas «autoconfinadas» en casa, mientras algunas ciudades tuvieron que transformar las omnipresentes cabinas de pruebas PCR en puestos de atención a pacientes con fiebre, o de venta de medicamentos y material sanitario. Al margen, las autoridades se preparan para hacer frente a la siguiente oleada de contagios, prevista según los expertos chinos para las vacaciones por el Año Nuevo Lunar, la mayor migración anual del mundo: en 2023 serán entre el 21 y el 27 de enero.

Con ese panorama en el horizonte, el Ejecutivo ya le pidió a los gobiernos locales que den prioridad a los servicios de salud en las zonas rurales «para proteger a la población», señalando su «relativa escasez de recursos de atención médica», la alta movilidad durante las vacaciones y los viajes de los trabajadores migrantes que vuelven a su lugar de origen.

El gobierno chino aseguró a principios de este mes que estaban dadas las condiciones para que el país ajustara sus medidas ante una nueva situación en la que el virus provoca menos muertes, aunque también anunció un plan para acelerar la vacunación de los ancianos, uno de los grupos más vulnerables pero a la vez más reticentes a inocularse.

El gobierno chino estableció como máxima prioridad alcanzar una estabilidad económica el próximo año e impulsar la demanda doméstica mediante la recuperación y la expansión del consumo. En la Conferencia Central de Trabajo Económico, los líderes chinos llamaron a «realizar esfuerzos para intensificar la macroeconomía y coordinar diversas políticas impulsando un desarrollo de alta calidad».

Beijing se había marcado un objetivo oficial de crecimiento en torno al 5,5 por ciento para este año, pero la citada crisis inmobiliaria y las duras restricciones y confinamientos impuestos en el marco de la política de covid-cero, golpearon la actividad con fuerza: los analistas descartan que el PBI vaya a crecer al ritmo esperado.

Share.