Los ojos del mundo se vuelven a posar sobre Venezuela. Nicolás Maduro se juramentó ante la Asamblea Nacional para iniciar su tercer mandato presidencial en un clima de tensión, presiones internacionales e incertidumbre por cuál será la estrategia de la ultraderecha venezolana, cuyo ex candidato Edmundo González Urrutia expresó su intención de asumir el cargo (sin dar detalles de cómo planea hacerlo) al tiempo que sobrevuela el fantasma de un nuevo “gobierno paralelo” como se hiciera con Juan Guaidó en 2019.
La ceremonia de investidura, pautada para el mediodía local, se adelantó y el presidente estuvo acompañado por los distintos miembros del Poder Judicial y de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana, además del presidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel, y representantes de Bolivia, Nicaragua, México e Irán, entre otros países. También contará con la presencia de más de 100 representaciones diplomáticas de todo el mundo.
La previa estuvo marcada por un nuevo pulso callejero con movilizaciones de lado y lado. La concentración opositora no contó con la masividad esperada y culminó en polémica por la denuncia de una supuesta detención a su líder María Corina Machado, que replicó inmediatamente toda la derecha mundial y su andamiaje mediático internacional.
Posteriormente, comenzó a circular un video en el que la dirigente opositora niega que haya sido violentada o detenida por las fuerzas de seguridad.
La vicepresidenta Delcy Rodríguez envió un mensaje a María Corina Machado a través de su canal de Telegram: «Yo aconsejaría a la desquiciada que busque un oficio y se ponga a trabajar antes que la locura la consuma. ¿A quién se le ocurre montar semejante show para tapar el estruendoso fracaso de su convocatoria el día de hoy?».
Por su parte, el canciller Yván Gil acusó a Machado de haber intentado realizar una «operación de falsa bandera, burlándose de la derecha y del fascismo internacional, que inmediatamente salió a mentir como de costumbre».
Mientras que el fiscal general, Tarek William Saab, afirmó que su país fue sometido a una “funesta operación psicológica” para desatar actos de violencia por parte de sectores extremistas de la oposición en vísperas de la toma de posesión presidencial.
Por la noche, Machado confirmó en un tuit que se encuentra “en un lugar seguro” y, sin dar mayores detalles, dijo que este viernes informará sobre «lo ocurrido hoy y lo que viene».
«Mi corazón está con el venezolano que fue herido de bala cuando las fuerzas represivas del régimen me detuvieron. Yo estoy ahora en un lugar seguro y con más determinación que nunca antes de seguir junto a ustedes hasta el final!», señaló en sus redes.
Desde Caracas, Carlos Raimundi, exembajador argentino en la OEA, aportó su visión sobre los acontecimientos de este jueves y la coyuntura venezolana en en el marco de la disputa geopolítica global.