En una visita cargada de simbolismo, el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, se reunió este martes con la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner en su domicilio del barrio porteño de Constitución, donde cumple prisión domiciliaria. El encuentro tuvo lugar tras la participación de Lula en la cumbre del Mercosur, realizada en Paraguay, donde recibió de manos de Javier Milei la presidencia pro tempore del bloque regional por los próximos seis meses.

Según informó la propia Cristina a través de sus redes sociales, la charla con Lula duró alrededor de media hora y fue definida como “un acto político de solidaridad”. En un extenso posteo, la ex mandataria destacó el vínculo con el líder brasileño, al que calificó como “compañero”, y comparó su situación judicial con la que vivió Lula antes de su regreso al poder.

“También fue perseguido, también le hicieron lawfare hasta meterlo preso, también intentaron callarlo. No pudieron. Volvió con el voto del pueblo brasileño y la frente en alto”, expresó Cristina. Y agregó: “Su visita fue mucho más que un gesto personal. Los ojos del mundo están viendo con atención cómo la Argentina vive una auténtica deriva autoritaria de la mano del gobierno de Milei, en lo que podemos identificar como terrorismo de Estado de baja intensidad”.

La ex vicepresidenta también apuntó contra la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, por la detención de militantes opositores, lo que atribuyó a “pedidos de dirigentes como José Luis Espert, para quien sus opositores solo merecen cárcel o bala”. En ese marco, recordó los episodios de represión registrados el 18 de junio, cuando manifestantes fueron identificados y hostigados durante una movilización hacia Plaza de Mayo.

El gesto de Lula no pasó desapercibido en el escenario político regional, y su visita a Cristina se convirtió en un hecho de alto voltaje en medio de una creciente tensión institucional y social en Argentina.

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